Curiosidades

Los 8 lugares más terroríficos del mundo

El mundo está lleno de sitios escalofriantes, muchos son lugares abandonados en los que el paso del tiempo ha otorgado un terrorífico aspecto. Otros, lo son por la historia que cuentan, por haberse forjado a golpe de leyenda o porque han sido colonizados por la muerte. De cualquier modo, se trata de lugares terroríficos en los que no nos gustaría poner un pie, a pesar de que desprendan un halo atrayente que nos empuja a querer conocerlos. Es como ver pelis de terror.

En nuestro afán aventurero, damos hoy un tenebroso paseo por los ocho lugares más terroríficos del mundo. Acompáñanos en este viaje en el que no te hará falta más que armarte de valor para enfrentarte a tus peores pesadillas.

1. Isla de las Muñecas, en Ciudad de México

lugares terroríficos

En la delegación mexicana de Xochimilco, emerge del lago Huetzalin la conocida como Isla de las Muñecas, una pequeña chinampa o islote agrícola típico de la zona en la que cuelgan muñecas por todas partes. Sin embargo, no se trata de una práctica con fin ornamental, sino más bien un ritual surgido del delirio de un campesino que, en los años cincuenta, comenzó a llenar su chinampa de muñecas creyendo que le protegían de los malos espíritus.

Cuenta la leyenda que en dicha isla se ahogó una joven, enredada en los lirios acuáticos, y que su cuerpo apareció en las orillas de la chinampa de este campesino quien, a partir de ese momento, comenzó a experimentar fenómenos paranormales. No sabemos si estos episodios eran provocados por el fantasma de la chica, o por los vapores del pulque que se bebía el campesino tras vender su mercancía, pero lo cierto es que, creyendo que las muñecas lo protegían, convirtió este islote en un lugar aterrador, en el que las muñecas cuelgan por todas parte, enganchadas de los pelos, desmembradas, sucias, de rostros desdibujados por el paso del tiempo y orificios de los que asoman insectos y pequeños reptiles. Hoy, el nieto de aquel campesino continua con la tradición, y la isla se ha convertido en reclamo turístico para todas aquellas personas que aman lo tenebroso. ¡Un sitio más que curioso para abrir un llaollao! Sólo apto para valientes…

 

2. Ataúdes colgantes de Sagada, en Filipinas

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Si lo pensamos fríamente, se trata de una práctica funeraria como otra cualquiera, pero lo cierto es que llama la atención el modo de enterramiento que nos encontramos en el pueblo filipino de Sagada. Aquí, los ataúdes no se entierran, sino que se cuelgan de las paredes de las montañas, de una verticalidad imposible, lo que hace que el visitante se mueva entre el morbo y la curiosidad, pues no se trata sólo de una tradición de hoy en día, sino de una práctica funeraria que se remonta más de 500 años atrás.

La relación de Sagada con la muerte es muy estrecha, ya que también posee cuevas en las que se amontonan los ataúdes, muchos de ellos deshechos por el paso del tiempo y de los que asoma algún que otro cráneo de sonrisa burlona. Volviendo a los ataúdes colgantes, la costumbre entre los miembros de la tribu autóctona es construir con sus propias manos la caja en la que, a su muerte, serán enterrados junto con distintivos que los hagan reconocibles en la otra vida. Parece ser que entre ellos existe la creencia de que al colgar el ataúd en las alturas, facilitarán su ascenso a los cielos.

 

3. El puente de los perros suicidas, en Escocia

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No es leyenda urbana, en este puente localizado en Overtoun se han registrado, desde su construcción en los años 60 cerca de un centenar de suicidios caninos. Los testigos narran que los perros se paran en mitad del puente y entonces cogen carrerilla y saltan por encima del muro de un metro de altura, precipitándose al vacío. Muchos mueren, ya que se trata de una caída de 16 metros sobre el pedregoso lecho del río.

El puente da acceso a uno de los castillos más bonitos de Escocia, conocido como Casa Overtoun, y es un lugar muy transitado. Sin embargo, ninguna persona ha tenido el impulso de saltar sobre sus muros; el misterioso influjo que provoca tentaciones suicidas sólo afecta a los perros. Durante muchos años, fue considerado un lugar maldito hasta que un investigador ofreció la hipótesis de que los canes se lanzaban atraídos por las hormonas de los visones que habitan en el lecho del río. ¡A pesar de la explicación científica, este lugar no deja de emanar una aterradora energía!

Foto CC: Milton/Geograph

 

4. Psiquiátrico abandonado en Pennsylvania

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Son muchos los hospitales abandonados en el mundo, y seguramente todos serán absolutamente aterradores; si además se trata de un psiquiátrico, la cosa empeora. ¡Pero si ya decimos que este edificio tiene a la espalda una historia negra, es para morirse de miedo!  Hablamos del Pennhurst Asylum, en Spring City, que se inauguró en 1908 para acoger a discapacitados físicos y mentales y ayudarles en su rehabilitación, pero lo cierto es que muy pronto empezaron a recomendar internamiento para todos aquellos que se salían un poco de lo normal.

En Pennhurst Asylum atendían a muchos niños. Tal y como mandaba aquella época, la institución no tenía la función de curar, sino de recluir. Este aislamiento, tanto de los enfermos como de los trabajadores, convirtió pronto este asilo en un lugar de pesadilla. Pronto comenzaron a verse desbordados: los enfermos eran muchos y las condiciones laborales pésimas, hasta el punto de que siete médicos debían atender a más de 3.500 pacientes, por lo que todo aquel que no pudiera valeres por sí mismo quedaba abandonado durante días, recostado en su cuna. Las estancias del complejo aún conservan su mobiliario, lo que hace de este lugar un espacio mucho más aterrador. Casi es posible ver moverse algo entre las sombras y escuchar el eco de las voces de otro tiempo…

 

5. Osario de Sedlec, en República Checa

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Ya de por sí toparse con huesos humanos da bastante mal rollo, pero si encima han sido utilizados para decorar, la cosa adquiere un tinte siniestro difícil de igualar. Muchos son los viajeros que quedan perplejos cuando visitan el Osario de Sedlec, una pequeña capilla que se encuentra bajo la iglesia del Cementerio de Todos los Santos, en el municipio checo de Kutná Hora. Aquí, absolutamente todo -mobiliario, decoración- está realizado con huesos humanos procedentes, nada más y nada menos, que de 40.000 esqueletos.

Siendo esta iglesia tan pequeña, llama la atención la gran cantidad de muertos que llegaron a parar allí. Parece ser que el abad del monasterio, tras un viaje a Jerusalem, esparció una pequeña cantidad de tierra procedente de Tierra Santa, lo que disparó la demanda de enterramientos entre los pudientes de toda Europa Central. La Peste Negra también surtió al cementerio de un gran número de cadáveres. Según iba haciendo falta más espacio, los cuerpos se iban desenterrando y se arrojaban a un osario que se localizaba en la capilla. En 1870, se contrató a un tallista de madera para que ordenara aquél montón de huesos. Lo que ocurre es que el tipo se pasó de creativo y usó los huesos para hacer guirnaldas de cráneos, un escudo de armas… y lo más llamativo: una lámpara de araña que contiene absolutamente todos los huesos de cuerpo. Sin duda, un escenario de pesadilla difícil de olvidar.

 

6. Iglesia de San Jorge, en República Checa

Iglesia de San Jorge

También en República Checa se localiza otro aterrador escenario: Se trata de la Iglesia de San Jorge, que se encuentra en la localidad de Lukowa. El templo quedó abandonado después de que fuera asaltado por la desgracia, cuando su techo se derrumbó durante una ceremonia fúnebre a finales de los años sesenta. Todo se habría quedado en una historia, si no fuera porque el artista Jakub Hadrava utilizó estas ruinas para dar «vida» a su particular obra, pues llenó la iglesia de esculturas que representan fantasmas.

La imagen es realmente aterradora, ya que todos los fantasmas parecen seguir una misa; aquella misma misa sobre la que se vino el techo. Muchos están sentados en los bancos, algunos cabizbajos. Las esculturas están cubiertas por telas hechas jirones, lo que, sumado al aspecto de abandono del templo, confiere a estos fantasmas un aspecto aún más aterrador. ¿Qué se sentirá al sentarse en uno de esos bancos? Eso sólo lo podrá saber quien se atreva a compartir asiento con uno de estos fantasmas…

 

7. Mercado Vudú de Akodessewa, en Togo.LUGARES TERRORÍFICOS

Aunque se trata de un mercado en el que pueden encontrarse todo tipo de fetiches para la práctica del vudú, este lugar es más parecido a un cementerio de animales que a otra cosa. Este mercadillo de muerte se localiza en Lomé, y en él pueden encontrarse cabezas reducidas de animales como cocodrilos tigres o monos, utilizadas para crear talismanes con poderes. Se dice que también pueden hallarse cabezas humanas, que, según la creencia de esta religión, una de las más antiguas de la tierra, son utilizados para hacer magia negra.

Pero no todo es magia negra. El vudú nació más como una medicina que como una religión, cuando se trataba de curar las enfermedades a través de pócimas o de ritos muy ligados con la naturaleza. La idea del muñequito al que le clavan alfileres y del mal de ojo, vino mucho después, alimentado por el desconocimiento que en occidente teníamos de otras culturas en la época en la que convertíamos en esclavos a los africanos, y engordado por el cine. Sin embargo, hay ideas que es muy difícil sacarse de la cabeza lo que, ligado al hecho de que nos rodeen miles de cabezas de animales muertos, hace que, queramos o no, pasear entre estos puestos nos dé escalofríos.

Foto CC: Escapando de la caverna

8. La Isla de las Cobras, en Brasil

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Foto CC: Wikimedia Commons / Benjamint444

Su nombre oficial es Isla de la Quemada Grande y se localiza en el estado de São Paulo. Podría tratarse de un paraíso si no fuera porque es el hogar de una de las serpientes más venenosas del planeta: la víbora cabeza de lanza dorada, que habita el islote en una de las mayores concentraciones de serpientes del mundo, pues se calcula que hay unas cinco por cada metro cuadrado. Tanto la superpoblación como la letalidad de su veneno se cree que se debe a que, cuando el fragmento de tierra quedó separado de la masa continental, se creó un hábitat aislado en el que las serpientes proliferaron por la falta de depredadores, a la par que, la escasez de especies de las que alimentarse, hizo que sólo aquellas con el veneno más letal y rápido pudieran sobrevivir, alimentándose de aves migratorias. ¡Selección natural, amiguitos!

Tan peligrosa es esta isla, que el ejército brasileño custodia que nadie acceda a ella sin permiso, y sólo pueden visitarla algunos científicos y, en ocasiones, los medios de comunicación. Eso sí, acompañados en todo momento por un médico, pues su veneno calcina, literalmente, la carne y los tejidos próximos a la mordedura, y es capaz de matar a un adulto a causa de una hemorragia cerebral en tan sólo una hora. La leyenda dice que los últimos habitantes de la isla fueron el farero y su mujer, que murieron, cómo no, atacados por las serpientes.



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