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Cuento colaborativo: El pueblo sin Lluvia #DíaDelLibro

Con motivo del Día del Libro, propusimos en Facebook la escritura de un cuento colaborativo. Lo que vais a leer a continuación es el resultado de la colaboración de nuestros seguidores que, todo sea dicho, han demostrado tener grandes dotes literarias. ¡Esperamos que os guste!

El pueblo sin Lluvia

cuento colaborativo

Nació en un pueblecito en el que hacía más de 20 años que no llovía, y el primer día que llovió se rompieron todos los tejados. Ese día, rodeada de cubetas y palanganas que trataban, sin éxito, de retener el agua que caía a chorros del techo, vino al mundo una niña sin nombre. Lo hizo con los ojos abiertos, como si no quisiera perderse detalle de aquel aguacero histórico. La llamaron Lluvia.

Lluvia tenía una sonrisa preciosa y unos ojos azules como el mar. Toda ella desprendía vitalidad y energía. ¡Era como la Lluvia!

La pequeña creció junto a sus padres y hermanas hasta convertirse en una preciosa joven de 18 años. Como su propio nombre decía, le encantaba la lluvia y no desperdiciaba la oportunidad de cantar y bailar bajo la ella.

Pero había algo que, aunque pasaran los años, no podía quitarse de su cabeza: tenía que hacer algo por aquellas personas del pueblo que sufrieron, el día de su llegada a la Tierra.

Por lo que decidió emprender un largo camino para buscar personas innovadoras que ayudasen a mejorar la vida de su pueblo. En ese viaje conoció a Sol, una preciosa joven de mejillas rosadas. Sol era una chiquilla valiente, capaz de cualquier cosa por ver felices a los demás. Ambas tenían un objetivo similar, así que decidieron continuar el viaje juntas.

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Lluvia y Sol descubrieron en su camino a un joven. No parecía ser mayor de dieciséis años y había inventado una maquina que araba y plantaba sola. ¡Sería de gran ayuda al pueblo!

Ese joven era muy guapo y parecía muy simpático. Lluvia y Sol quedaron asombradas ante el invento del joven muchacho. Querían saber cómo logró crear tal invento. A Sol se le ocurrió que sería buena idea que el joven las ayudara con su invento pero no sabían cómo pedírselo. Lluvia era tan tímida que permanecía callada.

Entonces, Lluvia tuvo una gran idea: invitarían al joven a merendar, era un día soleado y corría una brisa agradable, Sol dijo que podían ir a una heladería. El joven aceptó entusiasmado…

A la pobre Sol se le derritió su helado en cuanto se lo acercó a la boca, así que la amable heladera le preparó una deliciosa fondue de frutas para que pudiera disfrutar de la merienda con sus amigos. El muchacho -que se llamaba Relámpago- y la joven Sol escucharon atentamente la historia que aquella tarde les estuvo relatando Lluvia.

Para gran sorpresa de Lluvia, Relámpago había junto a ella todos aquellos años, pero nunca en la vida se habían visto. Les comentó a Lluvia y Sol que con su invento pretendía que todo volviera a la normalidad, y que la lluvia regresara al pueblo. Ellas se alegraron tanto que no podían parar de sonreír. 

Pero entonces el invento de Relámpago se estropeó. ¡Oh! ¡No podían creer que no funcionara! ¡Tenían que repararlo de inmediato! Sol y Lluvia tuvieron una genial idea: llevarlo al pueblo de Lluvia donde su tío Pedro podría ayudarles a reparar el gran invento de Relámpago. Así, emprendieron el viaje.

cuento colaborativo

Por el camino conocieron a un simpático niño de 14 años que los acompaño en su andadura cantando y bailando con alegría. Ese niño se llamaba Arco Iris.

Arco Iris abrazó a Lluvia como si llevara toda la vida esperándola, pues, cuando era muy de pequeño, le había dicho su abuelo que algún día conocería a la persona que daría sentido a sus colores, ya que -según sus sabias palabras- sólo cuando ella apareciera, y al irse, podría por fin asomarse él.

Arco Iris devolvió la alegría tanto a Lluvia como a Sol, les acompaño en su viaje en el que comenzaron a vivir fantásticas aventuras. La nueva visión de Arco Iris dio ilusión y esperanza tanto a Lluvia como a Sol, para seguir en su andadura.

Lluvia, la amiga de Sol, era una niña muy especial. Decidieron que ese sería un día maravilloso para su pueblo, gracias a que llegaría acompañada por su gran amigo de juegos: Arco Iris.

Juntos estuvieron jugando y pasaron un rato genial. Cuando comenzó a caer la noche y empezó a hacer frío, se dieron cuenta de que Sol había desaparecido. ¡Tenían que ir a buscar a su amiga para entrar en calor!  Pero por el camino se encontraron con el malvado Invierno.

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Entonces Arco Iris también desapareció y Relámpago se había vuelto muy malhumorado. Por cualquier cosa, estallaba. Así que se despidió de él y continuó su camino. Tres meses estuvo sol vagando sola tratando de encontrar a sus amigos, escondiéndose de Invierno siempre que podía. A veces hacía tanto frío que notaba cómo todas las partes de su cuerpo se congelaban.

Finalizaba el mes de marzo cuando Lluvia decidió regresar a casa. ¡Había fracasado en el intento de encontrar la solución para que su pueblo dejara de ser un lugar árido, sin flores, en el que no crecían las frutas. Pero justo en el momento de comenzar a subir por la última colina que la separaba de los suyos, vio cómo Sol y Arco Iris la saludaban desde lejos. ¡Los había encontrado!

Se puso tan contenta que les hizo prometerla que nunca más la abandonarían. Entonces se produjo el episodio más maravilloso que podáis imaginar. Los campos comenzaron a florecer, de golpe. El árido suelo se cubrió de un verde manto de pasto y aquí y allá aparecieron infinidad de árboles frutales que se llenaron de flores. ¡Era un milagro! Entonces los amigos comprendieron que, sólo si permanecían juntos, el pueblo volvería a ser como era hacía muchos, muchos años, antes de que que la lluvia desapareciera misteriosamente.

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FIN

 

Este cuento lo han escrito:

Rocio Romero Gonzalez

Paquita Flores Morey

Mari Paz Andujar Mateos

Julia Amapola Asecas

Fany Fariña

Nuria Valero

Lydia Gálvez Ulloa

Paloma Muñoz

Sandra Escalero Poyo

Jacqueline Yanira Sosa Lezcano

Laura Gutierrez

Silvia Lobato Moro

Elcuervo Ralf

Virginia Alves Ayete

Olga Moba



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